Contenido propio, Documental
Cuando le preguntamos a Violeta qué sentía por el Desierto de Atacama, respondió: “Es un amor y odio con el desierto. Lo quiero y lo odio. La pampa nos ocultó lo más querido para nosotros y nos devolvió muy poco”. Este documental no puede ser más que un intento de explicar ese sentimiento, paradójico y constante, que vimos en muchos de los sobrevivientes de la dictadura cívico-militar en Chile. La infinitud de Atacama, la agresividad de su silencio y la desfachatez con que se muestra como tumba y como jardín al tiempo son un reflejo del Locus horroris del totalitarismo, que no solo pone sus manos sobre los muertos, sino sobre los vivos y sus espacios.
La cámara no debe apagar el interruptor cuando se ríe, cuando se llora, cuando se calla, cuando se evade, cuando las palabras se van por las ramas, cuando el tedio consume la grabación. Porque cada apagón es una reafirmación de que el despliegue de su testimonio ya no nos toca, ya no nos devuelve olores, sonidos, miradas, caricias. En cambio, si esperamos un poco no desapareceremos la frustración del derroche, el hecho de que el sobreviviente sepa que nunca sabremos, pero sí inmortalizaremos por un instante esa voz que se despliega y lo detiene. Esa voz que sin saberlo flagela al régimen y lo supera. Esa voz la guardaremos por un instante y ese instante se agarrará bien fuerte en la lucha contra el olvido. Y esa lucha, aunque presupone estar en el bando de los perdidos, siempre será noble. Siempre será literaria. Siempre valdrá ese instante.
Instrumento musical:
Christian Montoya – Guitarra
Jorge piragua – Bajotarra y teclados
Juan Antonio Carulla – guitarra
Tilo Gómez – percusión y voz
Santiago Garcia – guitarras, silbido y sintetizador
Producción de audio: Santiago Garcia
Edición de audio: Tilo Gómez y Santiago Garcia
Mezcla y master: Santiago Garcia.